Luego de derrotar al impostor y salvar a Mizuha, Inmo y sus amigos parecen recuperar un respiro de paz. Pero los peligros no se han ido: aún quedan Golpeadores sueltos, incluso uno dentro de Yûki, y la cotidianeidad obliga a todos a tomar decisiones difíciles.
La calma parece posible… pero todos sienten que algo va a cambiar para siempre.