Buntarô se casa con Hana, adquiere el apellido Katô y la pareja es bendecida con una niña, Rokka.
El trabajo y la familia llenan el corazón de Buntarô, que empieza a amoldarse a la sociedad y a rechazar la idea de conquistar el K2.
Sin embargo, la invitación de Takemura, que está obsesionado con el alpinismo,
¡abre paso a la montaña nevada que alberga en su interior!