Con apenas once años, su mundo se derrumbó de forma irreversible: perdió a toda su familia y se internó en el bosque para salvar la vida. El niño del bosque reconstruye ese período extremo, marcado por el hambre, el frío y la persecución constante, en el que el protagonista logró esquivar una y otra vez a las fuerzas nazis. En su huida, encontró compañía en Janek, cavó un escondite bajo tierra para resistir el invierno y protagonizó escenas tan desgarradoras como el hallazgo de una recién nacida entre los brazos de su madre sin vida. El relato, escrito por Maxwell Smart, se apoya en un minucioso trabajo de documentación que refuerza su valor histórico.
La obra va más allá del recuerdo personal y muestra el camino que llevó a aquel niño sobreviviente a convertirse, con los años, en un artista reconocido. El arte aparece aquí como una respuesta posible al horror vivido, una forma de transformar la experiencia de la guerra en creación y memoria. Con un estilo contenido y preciso, el libro se consolida como un testimonio conmovedor y necesario sobre la resistencia humana y la importancia de no olvidar.
